Clube de Adictos a Deep Purple

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Púrpura Chess

This blog is basically a musical site. Here we talk about the music we like, using different angles. As dear and missed Jon Lord once said: “Music is the highest kind of Art that exists”. I think the same way too.

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jueves, 8 de septiembre de 2022

“The temple of the king”. Concierto en Madrid de Alcatrazz con Doogie White a la voz.

Ayer miércoles la capital madrileña recibía al grupo que diese a conocer a Yngwie Malmsteen a nivel mundial. La sala Shoko, ubicada en una de las zonas más céntricas, bonitas y de más fácil acceso de Madrid, era la escogida para el show de la banda. Ante todo debo comentar que las líneas que vienen a continuación no son una crónica de dicha actuación, ni tienen la intención de serlo, ni nada por el estilo; simplemente son una serie de consideraciones y sensaciones que el que esto escribe experimentó durante el show y el considerable cruce de cables que supuso a todos los niveles, para bien y para no tanto.

Conviene que nos pongamos en situación. Alcatrazz es el grupo que montó Graham Bonnet a mediados de los años ochenta tras ser sumarísimamente expulsado del combo de Michael Schenker. Sacó tres discos en esos años que han pasado el test temporal con altísima nota, de hecho los dos primeros son considerados como clásicos para muchos de nosotros. Se separaron al no poder estabilizarse, los miembros salieron tarifando entre ellos y todas esas cosas que le han pasado a infinidad de grupos de música. Tras más de veinte años Bonnet decidió resucitar la mítica banda con otros componentes entre los que se encontraba el magnífico guitarrista Howie Simon para ofrecer algunas actuaciones de directo, por supuesto España no incluída. El grupo entró en una fase Guadiana de aparición/desaparición hasta que el milagro se obró y Graham consiguió encauzar su relacción con los miembros de la formación clásica Jimmy Waldo al teclado y Gary Shea al bajo, realmente con Waldo siguió manteniendo el contacto durante años anteriores llegando a formar parte este último del grupazo Blackthorne que puso en marchar Bob Kulick con el propio Bonnet a las voces.

Alcatrazz 84: G.Shea, J.Waldo, Y.Malmsteen, G.Bonnet y J.Uvena.

Alcatrazz 85: G.Shea, S.Vai, J.Waldo, G.Bonnet y J.Uvena.

Alcatrazz 86: J.Waldo, J.Uvena, G.Bonnet, D,Johnson y G.Shea.

Sacaron un disco de estudio, el interesante “Born Innocent” y el directo “Parole Denied”. Al trío original le acompañaba en esta nueva etapa el batería Mark Benquechea y el guitarra Conrado Pesinato. Éste fue sustituído un par de años después por Joe Stump; elección lógica, ya que Stump es un clon de Malmsteen. Poco duró la paz en el paraíso, ya que poco después tanto Graham por un lado como el resto del grupo por otro sacaban unos tristes y duros comunicados en los que venían a decir que la formación se rompía y que la culpa era del otro bando; lo de siempre. Por mi parte lo tuve claro en su momento y lo sigo teniendo claro a día de hoy: yo soy de Graham Bonnet, el grupo lo montó él y él debería tener la razón y el nombre. Discusión zanjada.

El resultado fue que Graham Bonnet ha seguido con su carrera en solitario y además ha anunciado a Jeff Loomis como guitarrista de lo que parece ser se llamará Graham Bonnet's Alcatrazz. Por su parte los otros Alcatrazz llamaron a Doogie White para el puesto de vocalista. El pasado año publicaron el disco “V”, un álbum muy bueno… pero que no es Alcatrazz. Las personalísimas e imposibles líneas vocales de Graham Bonnet ya no están; normal, nadie más puede cantarlas en su tono original. White y Bonnet son amigos y el bueno de Doogie poco menos que venera a Graham, como lo hace todo aquel que tenga orejas que le funcionen, por lo que no creo que haya habido tensiones entre ellos a la hora de ponerse el anterior al micro del grupo de este último; supongo que hasta Doogie le comentaría a Graham el ofreciemiento cuando lo recibió, de hecho no me extrañaría nada tratándose de un tipo tan íntegro y tan especial como Doogie White. Luego tendremos unas palabras para este cantante de la escuela clásica y con el coco perfectamente amueblado para dedicarse a esto de tocar Hard Rock.

Alcatrazz 07: H.Simon, G.Bonnet, G.Sobel y T.Luce.

Alcatrazz 17: J.Waldo, G.Shea, G.Bonnet, J.Stump y M.Benquechea.

Alcatrazz 22: L.Paterson, J.Stump, D.White. G.Shea y J.Waldo.

Con estas me presenté este pasado míercoles en la sala Shoko, dispuesto a presenciar un buen espectáculo por parte de unos tipos curtidos en mil batallas y que saben a la perfección de lo que va el asunto. Dicho asunto fue un cúmulo de situaciones descorcentantes casi desde el minuto uno. En la propia entrada especificaba claramente los horarios de actuación: Alcatrazz a las 20,00h y Girschool a las 21,30h. Me resultó curioso que en el fondo Alcatrazz fuesen los teloneros de las Girlschool, pero no viene con ellos Graham Bonnet y así está el patio hoy en día. Por mi parte, perfecto. Acaba antes el concierto que me interesa y luego tienes más tiempo para tomarte algo en el post concierto, parte de cualquier show casi tan importante como la actuación en sí misma.

En fin, que situamos nuestras orejas en el interior de la sala a las 19,55h, después del pre concierto en la barra de los bares de los aledaños, y comienza la fiesta. En la sala estábamos apenas una veintena de personas -sí, veintidós, me entretuve en contarlas- y el panorama lo cierto es que era bastante desesperanzador. Extraño retraso de más de diez minutos para una sala que se caracteriza por cumplir los horarios de los conciertos de Rock, para otras cuestiones no lo sé ya que jamás he pisado esta sala para cualquier otra cosa. Incluso Joe Stump se da una vuelta por el foso para que un par de fans, el resto no sé siquiera si le reconoció, se haga unas fotos con él. De pronto se enciende la máquina de humo del escenario y se para la música. Bien, va a comenzar el show. Sin embargo pasan los minutos y no sale nadie a escena, todo esto sin música sonando; raro, raro. Una chica supongo de producción de los grupos se acerca al técnico de sonido y le dice en inglés que salen en diez minutos; lo escuché porque estaba al lado y porque éramos cuatro gatos en esos momentos. Pasados algo más de cinco minutos suena un guitarrazo y sale a escena una de las Girlschool. No me jodas. Tardo poco en comprender que va a haber que esperar algo más para ver a Alcatrazz. Adelanta su actuación el clásico combo de chicas y dejan a más de uno con un palmo de narices, incluído este humilde escriba. No sé qué pasaría en el backstage, pero imagino que alguna tensión habría para que a última hora cambiase el orden de actuación y Alcatrazz cerrase la velada. El interés del que esto escribe por ver a Girlschool es inexistente y, pese a reconocer su impronta y enjundia como banda, no tengo el más mínimo interés en gastar una hora de mi vida en su actuación; para qué vamos a andar con buenismos y estúpidos velos. Lo de tantas veces en nuestro querido y a veces gris submundo musical. La falta de seriedad, incoherencia y hasta la más pura incompetencia campan a sus anchas más de lo deseado si hablamos de Rock duro. Compras una entrada, pagas el dinero que te piden por ella, te organizas para poder cuadrar el evento, llegas al garito de turno y te encuentras una chapuza tras otra.

Por supuesto trasladamos nuestras bocas a la entrada para explicarle a los de la sala el inesperado cambio en los horarios, que no hay intención alguna por nuestra parte de presenciar el show de Girlschool y que nos dejen salir para seguir con el pre concierto en el bar más próximo. Nos comentan amablemente que no se puede, que podemos salir a la zona de fumadores a esperar si queremos. Ya entonces nos vemos en la obligación de recordarles que son ellos los que están incumpliendo el acuerdo implícito que estableces al comprar la entrada, parvulario de Derecho, y es cuando el de seguridad nos dice que podemos salir pero que al volver a entrar le busquemos. Le comento que no se debe preocupar, puesto que poca gente más le va a solicitar lo que pedíamos nosotros. Una hora y un par de copas después volvemos a la entrada de la sala y, efectivamente, nuestro amigable seguridad cumple con su palabra y nos deja pasar por otro lado para que no nos vuelvan a pedir la entrada. Agradecimientos a este tipo tan amable, pero cuestionamiento de que, aunque ellos incumplan la oferta que has decidido comprar y que se especifica de modo claro en la entrada, parece como que te hagan el favor de permitirte salir en lugar de que puedas hacerlo por derecho propio. En fin.

Accedemos de nuevo al interior, pasando entre el personal que se encuentra fumando tras finalizar la actuación de Girlschool, mientras suena la invetable música de fondo para amenizar el lapsus entre los dos conciertos. Nada más ubicarnos, y todavía con la susodicha música de ambiente, irrumpe en escena Doogie White seguido del resto del grupo. Toma el micro central y, pisando el hilo musical y al despistado técnico de sonido de la sala que rápidamente reacciona cortándola de manera súbita, comienza el show de Alcatrazz. Lo primero que hace Doogie, antes de que el grupo haga sonar sus instrumentos, es agradecer nuestra presencia e indicar que se han despachado setenta y nueve entradas para este concierto. Se pregunta en voz alta el bueno de White si solo hay este número de gente en la capital que quiera disfrutar de una noche de Hard Rock en directo. Con todos ustedes el señor Doogie White, directo y frontal, sin contemplaciones ni medias tintas, genio y figura.

Acto seguido los músicos comienzan a sacar música de sus instrumentos. La primera en sonar es “Grace to God”. El sonido no es bueno, bastante saturado e impropio de una sala que tiene buena acústica y en la que hay poquita gente. Será una constante durante toda una actuación que nuestro hombre a los controles no supo arreglar en ningún momento, tampoco parecía que le preocupase mucho realizar su difícil trabajo con la calidad requerida por los músicos. Ya te puede estar saliendo el concierto de tu vida, que si suenas mal el resultado final será pobre y tapará tu interpretación, aunque sea sublime. De hecho el propio Doogie pasó del retorno al quitarse sus auriculares ya en la segunda canción.

                                                   Alcatrazz: "Grace of God". Vídeo oficial.

El repertorio fue otra de las sorpresas que nos tenía preparada la noche. Llevo escuchando los discos de Alcatrazz durante toda mi vida, por lo que estoy familiarizado de sobra con su catálogo. Esta noche, la formación que comandaba Doogie White tocó tan solo ¡tres! temas de la discografía del grupo. Tres. Hay que reconocer que también interpretó otros tres de su último disco. El resto del repertorio se completó con canciones de discos de Michael Schenker y Rainbow en los que participó Doogie. De este modo el set list quedaba con una mitad de temas de Alcatrazz y la otra con versiones de otros grupos. Esto es para cogerlo con alfileres. Si te llamas Alcatrazz lo suyo es que defiendas tu nuevo disco en vivo y completes con el resto de tu catálogo. Tocar solo tres temas de los discos clásicos resulta, como decirlo, de dudosa enjundia. Ahora bien, cantar canciones de Graham Bonnet resulta misión casi imposible para el resto de los mortales; seamos claros: el tono de Bonnet es un regalo divino que posee solo el propio Graham y que resulta imposible para el resto de sus semejantes. Solución: no te llames Alcatrazz. Pero imagino que esto es marginal.

Pese a lo suicida de la empresa, Doogie cantó bastante bien los tres temas de Graham y se lució en la mayoría de los suyos. Ha perdido ese timbre tan característico y especial con el que nos deslumbró hace veintisiete años cuando Ritchie Blackmore le reclutó para el disco de su regreso a Rainbow titulado “Stranger In Us All”, pero sigue teniendo una muy buena voz. Menuda joya de disco con el que Ritchie volvió a demostrar quién era el auténtico Boss y que al que esto suscribe le sigue resultando tan imprescindible, evocador y mágico como el primer día. Por lo tanto, otro cruce de cables más. Vas a ver Alcatrazz y casi no suena música de Alcatrazz… pero te tocan cosas del “Stranger In Us All” interpretadas por su cantante original. Las escogidas fueron “Ariel”, “Too late for tears” y “Wolf to the moon”; con esta última se abría el disco y Ritchie nunca la llegó a tocar en directo completa, siempre la unía antes del “Difficult to cure”, por lo que fue un completo placer escucharla en vivo en su totalidad. Solo se enturbió por el cutre sonido que nuestro entrañable técnico nos estaba regalando a todos los asistentes.

Doogie White no se amilanó ante una sala medio vacía. Se vino arriba y tiró del resto del grupo, volcándose en cada canción y sufriendo para sacar adelante las de Graham Bonnet, pero demostrando que está capacitado para hacerlo con aprobado. Es en estas salas y ante estas circunstancias donde un músico demuestra de qué pasta está hecho y ahí Doogie hizo que nos quitáramos el sombrero. Incluso se permitió el lujo de improvisar junto a un Joe Stump que hizo lo que pudo por acompañarle. Sabemos que tocar bien no es fácil, pero improvisar y que no acabes haciendo el ridículo solo está al alcance de unos pocos escogidos. Seguro que este fue uno de los motivos por los que Blackmore le seleccionó para sus reformados Rainbow allá por el lejano 1995. Recuerdo muy bien el concierto que ofrecieron en el mítico Hammersmith Odeon londinense durante su gira presentación. Era un frío tres de Noviembre del noventa y cinco. Era mi primera vez con Rainbow y era mi primera vez saliendo de España para asistir exclusivamente a un concierto en directo; por supuesto la posibilidad de que Rainbow actuase en España durante esa gira era inexistente. Con todos los miedos lógicos de un chaval que se lanza a esa aventura y con el añorado descerebramiento que uno se gasta cuando es muy joven decidí liarme la manta a la cabeza y meterme en uno de mis odiados aviones. La experiencia no pudo resultar mejor: un concierto de Rainbow que nos voló por completo la cabeza a los que decidimos asistir. Un Ritchie Blackmore y su grupo perfectamente engrasados e inspirados nos desarmaron por completo durante las dos horas y tres cuartos que estuvieron sobre las tablas; sí, eso duró exactamente, lo tengo registrado para el recuerdo. Ritchie y Doogie improvisaron como los ángeles durante temas como “Long live Rock n’ Roll” o “Man on the silver mountain” y por momentos a través de mi erizada piel y en mis humedecidos ojos aparecía la mítica secuencia del binomio Blackmore/Dio haciendo magia en el vídeo del directo de Alemania de la WDF del setenta y siete, pero esto es marginal. Y esta pasada noche de Septiembre 22 un Doogie White que muestra en sus facciones y en sus gestos lo dura que ha debido ser la vida con él en estos años, nos hacía testigos del homenaje que le estaba haciendo a la música que ama y a los tres años que tocó y compuso codo con codo junto al genio de las seis cuerdas que ha iluminado la vida de muchos de nosotros y que responde al nombre de Ritchie Blackmore. Demasiadas sensaciones encontradas para un único concierto.

Ya se acercaba el final de la actuación y para el último tema, allí no hubo bis ni nada que se le pareciese, Doogie dejó a un lado su micro y se puso a cantar a pecho descubierto ante un respetable merecidamente entregado al vocalista. La canción escogida no pudo ser más certera: “The temple of the king”. Sí, lo de antes, tampoco es de Alcatrazz, pero para esos momentos ni falta que hacía que lo fuese. La delicada balada que apareció en el primer disco de Rainbow, sin duda una de sus canciones más emblemáticas, y que nunca había sido interpretada en directo hasta aquella mágica gira del grupo del Arco Iris del noventa y cinco era la escogida para cerrar una noche de sentimientos tan encontrados. Doogie White consiguió sacar nuestras emociones a flor de piel y ni siquiera el dichoso técnico de sonido dedosdepalo pudo joder el momento. El final con un Doogie cantando a pelo y sin micro, demostrando la potencia de su voz y pidiendo a la gente que tararease el estribillo mientras recordaba la figura de Ronnie James Dio a voz en grito, demostraba una vez más que este tipo musicalmente y seguro que en los demás ámbitos de su vida se viste por los pies. Ese delicado final puede que ya me siga acompañando en un rinconcito de mi cabeza durante el resto de mis días.

 


 

 

                                                 Alcatrazz: "God blessed video". Vídeo oficial.
 

 

     Rainbow: "Man on the silver mountain". Hammersmith 3.11.95. Bootleg. Pura magia la improvisación de la parte final.

 

jueves, 13 de junio de 2019

Rainbow: "Rainbow Vorwärts". Nuevo Ep del grupo de Ritchie Blackmore.


Con motivo de los conciertos programados para Europa, concretamente un mini tour de cuatro actuaciones que milagrosamente incluye el territorio español, el grupo del irrepetible guitarrista Ritchie Blackmore tiene a bien publicar una especie de maxi single de los de antes formado por tres canciones. El inminente lanzamiento lleva por título "Rainbow Vorwärts" (forward en inglés, adelante en español) y en un principio se pone a la venta de manera exclusiva dentro del merchandising de los propios conciertos. Esto supone el primer lanzamiento discográfico del grupo del Arcoíris con material inédito en estudio desde aquel magnífico y añorado "Stranger In Us All" del ya tan lejano 1995.
 

Lo cierto es que desde que Blackmore decidió devolverle la vida a sus Rainbow junto al genial vocalista Ronnie Romero al frente en 2016 han editado varios singles. Sin embargo hasta ahora solo uno de ellos presentaba un tema inédito, llamado "Waiting for a sign", que no deja de ser un outtake de “Stranger In us All”  y que tiene muchos guiños a la etapa más comercial de Rainbow con Joe Lynn Turner a la voz. Esta nueva formación del Arcoíris ha grabado además una versión instrumental de “Land of hope and glory” que suele usar como introducción de sus shows, una versión del clásico "I surrender" y poco más. Recientemente el grupo publicó otra nueva versión del tema original de Quatermass bajo el título de "Black sheep of the family", que fue lo primero que grabó con Ronnie Dio cuando todavía Blackmore militaba en las filas de Purple y que apareció en el primer disco de Ritchie Blackmore`s Rainbow. Y hace ahora solo unos cuantos días que se ha puesto en circulación otro tema, otra nueva versión, en este caso de una canción que apareció en el más que recomendable disco "Fires At Midnight" de Blackmore`s Night y que lleva por título "The storm".

                                                              Rainbow siglo XXI.

"The storm" era uno de los temas con más espíritu rockero de aquel álbum que, dicho sea de paso, fue uno de los más acertados del binomio Blackmore/Night. Para otro día dejamos las valoraciones del personal proyecto de Ritchie Blackmore, capaz de aunar lo mejor y lo peor de su capacidad artística. El asunto es que esta canción que ahora ha querido recuperar The Man In Black ya la transformó en versión el que fuera tal vez el mejor bajista que haya pasado por Blackmore's Night, hablamos de Mick Cervino. Este músico, seguidor confeso de Blackmore, militó en las filas del grupo medieval de Candice/Ritchie durante una temporada. Tras ser informado por Blackmore de que sus servicios ya no eran requeridos, montó un grupo de Hard Rock puro y duro bajo el nombre de Violent Storm y publicó el excelente disco "Storm Warning" allá por el año 2005 que injustamente pasó desapercibido. En este disco nos podemos encontrar entre otras joyas con una versión de "The storm"' una de las canciones que ya en su momento comentó Mick que le parecía que poseía la impronta de la fuerza y calidad que siempre mantuvieron los Rainbow clásicos. Esta versión presenta un inicio distinto y muy logrado, esos primeros compases de la canción son una preciosidad de por sí. La versión de Violent Storm hace honor al nombre del grupo y añade electricidad y potencia a una canción que ya la tiene en su propio ADN. Completamente recomendable.

                                                             Violent Storm.

La versión que nos presenta ahora Blackmore con sus nuevos Rainbow tiene los mismos matices de los singles que han venido publicando en este último par de años. La producción está cuidada y la guitarra de Ritchie suena muy clara, pero sin chicha. La batería sigue siendo plana y lo más prescindible del resultado final, lo que dice poco en beneficio de estas nuevas grabaciones, pero solo es una simple apreciación. Sin duda lo mejor es la tremenda voz de Ronnie Romero, un vocalista bendecido con una voz especial y que lo demuestra en cuanto se pone delante de un micrófono. Esta nueva versión presenta en su inicio un arreglo distinto del que lleva la versión original de Blackmore's Night, aunque prácticamente todo el resto de la canción lleva un desarrollo muy similar a la del grupo de Candice Night. Se pierde la oportunidad de que dicho tema adquiera una nueva dimensión más allá del tratamiento de las guitarras y pequeños retoques por aquí o por allá. Otro asunto es la voz solista, al igual que en el resto de canciones del Ep, Ronnie Romero vuelve a demostrar en cuanto abre la boca los motivos por los que Ritchie Blackmore se fijó en él y hace que el voltaje suba exponencialmente cada vez que se acerca al micro; Blackmore siempre se ha asegurado de llevar consigo un as en la manga y en este caso no cabe duda de que Romero es esa carta mágica.


Que Ritchie Blackmore vuelva a tocar Rock n' Roll siempre es motivo de alegría, independientemente del momento de su vida en el que esté. Se ha ganado a pulso hacer lo que le dé la gana y todos sus seguidores, así como el resto de amantes del Hard Rock, estaremos siempre en deuda con él por todo lo que nos ha dado a lo largo de todos estos años. Eso no quita para que me entristezca por las oportunidades perdidas. Hubiera sido muy bonito y especial que finalmente se hubieran materializado las ofertas que parece ser recibieron desde Japón a principios del dos mil para reformar Rainbow con Ronnie James Dio, una última vez para todos los que jamás pudimos ver juntos sobre un escenario a estos dos colosos. En fin, supongo que no era el momento adecuado, el tren pasó y lo perdimos todos para siempre. Incluso habría resultado muy interesante que Blackmore hubiera reformado Rainbow tan solo seis o siete años antes de lo que lo hizo. Me habría gustado mucho escuchar la interpretación del sonido para el grupo que hubiese decidido escoger el propio Ritchie. Pero esto no son más que las simples elucubraciones de un fan enfermizo.
De cualquiera de las maneras ya está aquí la fecha del que hasta ahora será el primer concierto de Rainbow en España en más de treinta y cinco años, por lo que se trata de disfrutarlo en su totalidad. Porque nunca se sabe, ni se puede dar nada por sentado y menos en el universo Blackmore, pero tiene mucha pinta de que esta puede ser la última vez que pise nuestro país para subirse a un escenario a interpretar música.




                                                       Rainbow: "The storm".



                                                       Violent Storm: "The storm".



                                                        Blackmore's Night: "The storm".


martes, 20 de septiembre de 2016

Graham Bonnet. Una voz sobrenatural.


Hoy es un día perfecto para dedicarle unas cuantas líneas a ese irrepetible cantante que ha puesto su voz al servicio de algunas de las canciones más representativas de la música de los últimos cuarenta años y que responde al nombre de Graham Bonnet. Nuestro querido vocalista lleva un tiempo anunciando la publicación de su autobiografía y parece que finalmente va a ver la luz en breve. A su vez está a punto de publicar un nuevo disco en estudio con su actual grupo llamado “The Book”, un título que encaja perfectamente con su esperado manuscrito personal. Pocas personas tienen más cosas que contar que un Graham Bonnet que ha tenido la suerte de codearse con músicos del panorama artístico tan ilustres como Steve Vai, Michael Schenker, Yngwie Malmsteen, Bee Gees, Cozy Powell, Don Airey, Roger Glover, Ray Fenwick, Micky Moody, Jon Lord o Ritchie Blackmore; casi na. La lista de anécdotas y situaciones curiosas debe ser atómica. Y por si fuera poco en breve volverá a visitar nuestro país para promocionar el lanzamiento de este nuevo disco.


Graham Bonnet es un tipo con una voz privilegiada, de esas de una entre un millón. Empezó su carrera a finales de los sesenta grabando diversos singles de clásicos y otras canciones bajo el estilo propio que se llevaba en aquellos años; era la época de los grupos vocales con melodías edulcoradas que triunfaban en las listas de éxitos. El bueno de Graham incluso consiguió colocar la canción “Only one woman” en el número cinco de las listas inglesas en 1968 de la mano del grupo The Marbles, un combo vocal que lideraba junto a su primo Trevor Gordon. Dicho tema fue compuesto por los Bee Gees, con los que Graham siguió trabajando posteriormente. Por aquel entonces la relación de Bonnet con el Rock duro era nula. Todo esto cambió allá por 1978 cuando Ritchie Blackmore, que buscaba vocalista para sustituir a Ronnie Dio en su arcoíris, escuchó la portentosa voz de Graham en uno de los singles de The Marbles. Lo fichó para el grupo, grabaron “Down To Earth” y el resto es historia. Incluso nuestro querido Bonnet tuvo que escucharse los discos del grupo porque no había escuchado nada de Rainbow antes.

                                                  The Marbles: Graham Bonnet y Trevor Gordon.

                          Rainbow: Ritchie Blackmore, Cozy Powell, Roger Glover, Graham Bonnet y Don Airey.

Aunque Graham Bonnet había llevado el pelo algo largo años atrás, su imagen con pelo corto y chaqueta americana no casaba en absoluto con la estética tan agobiantemente marcada del Hard Rock y Heavy Metal de esos años. Sin problemas. En cuanto Bonnet abrió la boca para cantar se disiparon todas las dudas. El chorro de voz que Graham posee es algo muy poco común dentro del variado universo de la especie de los cantantes. Bonnet, además de disfrutar de un increíble torrente vocal, es capaz de cantar en unos tonos muy elevados sin apenas forzar el falsete; simplemente su voz empieza ahí arriba. El resultado es un rango vocal fuera de serie junto con una potencia que asemeja a un fuerte chorro de agua que sale a borbotones del manantial. En su día se comentó que Ronnie James Dio constituía el lirismo y la fuerza de Rainbow mientras que Graham Bonnet representaba la potencia desbocada. El propio Blackmore, cuando le preguntaron por qué habían fichado a alguien que no venía del mundo del Hard Rock como Bonnet, se limitó a responder que el motivo era que podía cantar en mi agudo. El problema de tener este rango vocal tan inhumano es que si pones el listón demasiado alto desde el principio siempre te van a exigir más que a nadie. De cantantes como Bob Dylan o Robert Plant seguro que nadie se queja especialmente en la actualidad por sus capacidades vocales, mientras que tenemos que estar aguantando siempre comparaciones y comentarios –a veces incluso despectivos- de vocalistas como Rob Halford, Ian Gillan o David Coverdale. Me gustaría que Plant o Dylan tuviesen que cantar cosas como “Assault attack”, “Hiroshima mon alour” o “Love’s no friend”, veríamos qué pasaba. Pero esto es marginal.


Pocos músicos pueden presumir de haber grabado una trilogía como la que atesora Bonnet. Nuestro querido Graham puso la voz en el disco “Down To Earth” de Rainbow, “Assault Attack” de MSG y “No Parole From Rock n Roll” de Alcatrazz. Hablamos de tres de los discos más importantes del Rock de los últimos cuarenta años y esto no es una cuestión baladí.


Actualmente ya se han superado muchos estereotipos rancios en cuanto a la imagen y la vestimenta de los músicos de Rock duro, pero hubo un tiempo pasado en el que este asunto era considerado casi como una religión y salirse de los cánones de las vestimentas heavys se podía considerar anatema. En este sentido el look de Graham Bonnet rompía completamente los moldes –como su voz-. Graham vestía camisas de botones con corbata y americana pero sobre todo… llevaba el pelo corto; esto ya eran palabras mayores para los heavys ochenteros, los auténticos y genuinos con sus pantalones ajustados, su chupa vaquera llena de parches y sus melenas al viento. Aquellos añorados años. La imagen de Bonnet tenía mucha relación con la de otro icono cinematográfico: el tristemente malogrado James Dean. Lo cierto es que Graham se identificaba bastante con esa imagen de espíritu libre y rebelde de Dean, de hecho le compuso la canción “Will you be home tonight”, del disco “Disturbing The Peace” de Alcatrazz, en su honor y memoria. 

                                              Graham Bonnet.                                         James Dean.

La cantidad de anécdotas que sufrió el bueno de Bonnet a este respecto seguro que tiene algún apartado en su esperada autobiografía. Comenta Blackmore que cuando le ficharon para Rainbow le comentaron que su público esperaba de ellos una imagen determinada y que el pelo largo era uno de los principales referentes. Parce ser que Graham rehusó dejarse crecer el pelo y siempre buscaba cualquier excusa peregrina para acudir al peluquero. Una vez, según cuenta el propio Ritchie, su personal intentó que Bonnet no se cortase el pelo, por lo que no le dejaban nunca solo. Ante esta situación nuestro querido Graham, en cualquier hotel en medio de la gira, se metió en un momento dado dentro del baño mientras sus compañeros le esperaban fuera. Al ver que no salía uno de ellos decidió ir a buscarle y su sorpresa fue mayúscula cuando comprobó que Bonnet se había escapado por la ventana para ir a cortarse el dichoso pelo que tanto debía agobiarle. Y lo más cachondo del asunto es que Graham Bonnet llevaba el pelo largo en sus inicios. Qué haríamos sin las estrafalarias historias de nuestro querido Ritchie Blackmore.


El anecdotario de Graham Bonnet al respecto de los grupos y músicos con los que ha compartido escenarios es bastante amplio. Son muy conocidos los problemas que tuvo en el pasado con el consumo de alcohol. Durante el primer concierto que hizo con el grupo de Michael Schenker en Sheffield parece ser que salió a escena en condiciones difíciles. El propio Bonnet recuerda que había estado bebiendo durante todo el día y tuvo una fuerte disputa con Michael antes del show. Por otro lado tenía unos apuntes de las letras de los temas en el escenario y desaparecieron tras la primera canción. Pero no fue ese el peor problema, en un momento determinado de la actuación se rompió la bragueta de su pantalón y el bueno de Graham –que comenta que no suele llevar ropa interior- le enseñó a las sorprendidas primeras filas del público de Sheffield una parte de su anatomía bastante íntima; difícil superar esto en tu primer día de trabajo frente a tu jefe. Tras estos incidentes tuvo otra fuerte discusión al finalizar el concierto con el propio Michael –otro angelito-  y fue expulsado del grupo, volviendo nuevamente a la banda Gary Barden para el concierto del Festival de Reading que tenían tan solo un par de días después. 

                                     MSG: Chris Glenn. Graham Bonnet, Michael Schenker y Ted McKenna.

                                                        Graham Bonnet y Michael Schenker. 2015

Roger Glover solía bromear con Blackmore comentando que Dios le había dado un gran don a Graham Bonnet –refiriéndose a su voz-, pero le había quitado todo lo demás. Muy cachondos estos Rainbow. El propio Bonnet recuerda que las relaciones personales dentro de Rainbow estaban salpicadas de constantes bromas a cuál más pesada. Siempre se llevó especialmente bien con Cozy Powell, otro espíritu indómito como el suyo. Recuerda Bonnet que Cozy solía correr mucho con los coches que conducía –desgraciadamente murió en un accidente de tráfico al salirse de la mediana por exceso de velocidad en un fatídico día de lluvia- y siempre que quería llegar pronto a un sitio sabía que había que montarse en el coche del bueno de Cozy. De hecho uno de los motivos de su marcha de Rainbow fue que se desbandó esa formación con la que estaba tan cómodo. El propio Ritchie, en uno de sus innumerables gestos angelicales, parece ser que les fue diciendo a su entorno musical y de la industria discográfica que Graham Bonnet no era más que un borracho y que no se podía trabajar con él. Imagino que Blackmore no fue capaz de asumir que se acababa de separar de un cantante irremplazable. 

                                                  Michael Schenker, Graham Bonnet y Cozy Powell.

Otras anécdotas de las que ha hablado en estos años le han ocurrido con Yngwie Malmsteen. Recordemos que Malmsteen fue reclutado por Alcatrazz, el nuevo grupo que había formado Bonnet tras su espantada de Michael Schenker, cuando Yngwie apenas era un tierno adolescente que se había mudado a América a probar fortuna como guitarrista. Malmsteen duró un año escaso en la banda, tiempo suficiente para grabar esa joya llamada “No Parole From Rock n Roll” y cimentar el propio legado de Alcatrazz. Lo cierto es que han pasado un montón de años sin que vuelvan a colaborar juntos, imagino que será complicado sobre todo por el tema de los egos con Malmsteen. Lo gracioso es que Bonnet ha comentado en alguna ocasión que Yngwie tiene el teléfono de Graham y le ha llamado alguna vez a altas horas de la madrugada para preguntarle qué estaba haciendo, a lo que nuestro querido Bonnet le respondió que dormir. Grande Graham Bonnet. Desde luego que va a resultar una lectura interesante todo lo que decida contarnos Graham sobre su dilatada carrera musical.

                       Alcatrazz: Yngwie Malmsteen, Jan Uvena, Jimmy Waldo, Graham Bonnet y Gary Shea.

El recorrido musical de Graham Bonnet ha sido de lo más variopinto durante todos estos largos años. Lo que está claro es que siempre se ha rodeado de músicos, colaboradores y proyectos que han asegurado un nivel de calidad muy elevado. Todavía recuerdo cuando se anunció el super grupo BlackthorneBob Kulick, Graham Bonnet, Frankie Banali, Chuck Wright y Jimmy Waldo- y salió al mercado ese pedazo de trallazo titulado “Afterlife”, capaz de sacar a un muerto de su tumba. Ese proyecto siempre me obsesionó: música con una base rítmica brutal, guitarras Hard Rock clásicas y poderosas, caña y rabia por los cuatro costados mezcladas con acertadísimas melodías… y la voz desgarrada de Graham Bonnet ofreciendo una lección tras otra. No entiendo qué demonios pintaba por ahí un teclista –que hasta salía en la foto promocional del grupo- porque no había ningún teclado en todo el disco, si me apuras los primeros segundos de la intro y final del tema “Afterlife”, un pedazo de canción que tiene ese sabor épico a lo “Stargazer” de Rainbow pero lleno de furia. Desgraciadamente este proyecto duró medio telediario en un ejemplo más de lo injusta que es la industria musical. El grupo parece ser que ofreció dos o tres conciertos solamente, aunque en estos días inesperadamente acaba de salir un doble cd que contiene las demos de lo que podría haber sido el segundo disco del grupo y que acabó en algunos de los cortes del disco “Murderer’s Row”, nuevo grupo que formó el incansable Bob Kulick junto con el vocalista David Glen Eisley tras la desbandada de Bonnet. Definitivamente habrá que volver a hablar de la historia de este grupo en otro momento.

                                                             Blackthorne: "Afterlife".

De cualquier modo siempre me quedaré con la interpretación que hizo del tema “Will you still love me tomorrow”, aparecido en su primer disco en solitario y en el que demuestra que tiene una voz única y bendecida por la gracia divina. De hecho a Blackmore le gustaba interpretar este tema en sus conciertos de Rainbow cuando Graham estaba a las voces. Una voz bonita, melódica, elevada, desgarrada e irrepetible, tocada directamente por el dedo de Dios.

                              Graham Bonnet: "Will you still love me tomorrow". Atentos al minuto 2,03-2,16